Contenido
Abreviaciones: Introducción
Hasta el descubrimiento de la vacuna antivariólica por Edward Jenner (1749-1823), en 1798, durante todo el siglo XVIII, en Europa se utilizó la técnica de la variolización, que consistía en la introducción subcutánea de serosidad procedente de las heridas que deja la viruela. Se producía así una mayor resistencia a la enfermedad, pero comportaba otros peligros, por lo que su práctica fue prohibida. En 1798, Jenner demostró los beneficios que reportaba la introducción directa del fluido vacuno (de allí la palabra “vacuna”). La vacunación no entrañaba los peligros de la variolización. El médico Edward Jenner inoculó a su propio hijo la vacuna antivariólica por él descubierta.
El Peligro de las VacunasPor Dr. Jaime Scolnik
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From: Luis Martínez Costa To: info@www.librevacunacion.com.ar
Sent: Saturday, February 08, 2003 6:13 AM Subject: desde el site librevacunacion
Estimados Señoras y Señores:
Investigando por Internet encontré su importantísima página. Soy un investigador del visionario alemán Jakob Lorber (1800 - 1864), el cual el 7 de febrero de 1841 escribió un mensaje, que lo transcribo completo más abajo, referente a la vacuna contra la viruela.
En una charla futura he decidido hablar sobre la vacuna y quisiera pedirle permiso para usar la información brindada en su página www.librevacunacion.com.ar.
Además del artículo sobre la vacuna hay otro sobre «TRATAMIENTO CONTRA LA ESCROFULOSIS» Si desea puedo enviárselos.
Atentamente
Luis Martínez Costa, Lima, Perú
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From: Eduardo Angel Yahbes To:
Luis Martínez Costa
Sent: Saturday, February 08, 2003 9:16 AM Subject:
Re: desde el site librevacunacion
Estimado Luis
En principio le agradezco el material recibido. Con gusto recibiré el que se refiere a la escrofulosis.
Estamos actualmente traduciendo una serie de artículos recientes acerca de la vacuna antivariólica, que se trata de imponer nuevamente de la mano del presidente de los EE.UU (este señor está en todos los negocios).
En cuanto al uso del material es totalmente libre. Lo único que le solicito es que cite la página web, para su divulgación.
Lo saluda cordialmente. Eduardo Ángel Yahbes
INTRODUCCIÓN
Cuando uno realiza comentarios acerca de la verdadera utilidad de las vacunaciónes y de sus efectos secundarios, percibe que los interlocutores adoptan actitudes antagónicas. Están quienes son fanáticos de las vacunas y no hay razones que los alejen de sus convicciones, y quienes han tenido alguna experiencia negativa con alguna vacuna y prestan atención hacia alguien que les está dando argumentos científicos, que explican cuál fue la causa de aquella experiencia.
Desde ya que dentro de los profesionales de la salud predominan en forma notoria los fanáticos de las vacunas. Creo saber por mi propia vivencia, que se debe a que la información que reciben es parcial y desconocen las investigaciones que dan un panorama diferente a la tan mentada efectividad e inocuidad de las vacunas. Por ejemplo el simple y concreto hecho de que las enfermedades infecciosas han declinado notoriamente en su morbimortalidad, antes del comienzo del uso de las vacunaciónes.
Desgraciadamente en nuestro país como en tantos otros (no en todos), la mayoría de las vacunas son obligatorias por ley. No aplicarlas implicaría una acción contraria a la ley.
En Estados Unidos, durante el año 1986, se promulgó una ley de compensación para indemnizar a quienes sufren los efectos nocivos de las vacunas obligatorias, cubierta por el estado. Es decir lo cubren los mismos ciudadanos con sus aportes tributarios. En nuestro país no existe una ley similar ni es obligatoria la denuncia de los efectos adversos de las vacunas, motivo por el cual es imposible hacer análisis propios acerca de la efectividad y nocividad de las mismas.
Si bien son los padres quienes debieran decidir la conveniencia de vacunar o no a sus hijos, para ello deben informarse. Siendo mi obligación como médico informar que en países donde se hacen controles, se reportan anualmente miles de reacciones y cientos de muertes y de invalidez permanente como consecuencia de las vacunas. Por otra parte muchas comunidades completamente vacunadas han padecido epidemias e investigadores atribuyen a los programas de inmunización masivos el desarrollo de trastornos inmunológicos y neurológicos crónicos.
Mitos sobre la vacunación
1) Las vacunas son la razón principal de la baja en los índices de las enfermedades epidémicas.
2) Las vacunas son muy efectivas
3) Las vacunas son seguras
4) Las enfermedades comunes de la infancia son extremadamente peligrosas
5) Las vacunas tienen una sólida base teórica y práctica
6) El control de la polio fue uno de los grandes sucesos debido a la acción de las vacunas
7) Si un niño no tuvo reacción inmediata a la vacunación, no existe riesgo para él
8) Las vacunas son legalmente impuestas y por lo tanto obligatorias
9) Las vacunas son la única opción preventiva
10) Los funcionarios de salud pública ponen a la salud por encima de todo
CONCLUSIÓN
Por todo lo analizado podemos sacar como conclusión que existe una contradicción entre la ciencia médica y la política inmunizatoria.
Cuando observamos las posibles consecuencias de las vacunas, que van desde enfermedades agudas leves hasta enfermedades crónica graves o mortales, se hace indispensable que las autoridades adviertan a los padres de los riesgos. Cuál es el laboratorio que elaboró las mismas, incluyendo su número de lote. Cuáles son las contraindicaciones para su aplicación y cuáles los signos de alarma que deben controlar.
No es posible que la política sanitaria se haga de acuerdo a la conveniencia de los laboratorios. Son los laboratorios que tendrían que desarrollar vacunas efectivas y seguras por normativas de las autoridades sanitarias.
Es indispensable que las autoridades sanitarias consideren que en todo programa de inmunización, los riesgos inherentes al mismo deben ser menores que los riesgos probables de la epidemia que se trata de controlar.
En mi criterio las vacunas no deberían ser obligatorias y deberán prohibirse aquellas que no son efectivas o que tienen una alta incidencia de efectos adversos. Cada ciudadano tendría que recibir y buscar información, para tomar una decisión libre y responsable.
BIBLIOGRAFÍA·
* Basado en "Dispelling Vaccination Myths" de Alan Phillips, julio 1996
· [1] S. Curtis. A handbook of homeopathic alternatives to inmunization
· [2] Pediatric Infectious Disease Journal 13(1):34-8, 1994 Jan
· [3] Canadian Medical Association Journal. 150(7):1093-8, 1994 Apr. 1
· [4] American Journal of Disease of Children. 145(12): 1379-82, 1991 Dec.
· [5] Journal of Infectious Diseases. 169(1): 77-82, 1994 Jan. 1
· [6] Infection Control & Hospital Epidemology. 14(2): 81-6, 1993 Feb.
· [7] Morbility and Mortality Weekly Report (MMWR) 38: 8-9, 1989
· [8] MMWR. Measles. 38: 329-330, 1989
· [9] Lancet. 338: 715-720, 1991 Sept. 21
· [10] Neil Miller. Vaccines are they safe and effective?
· [11] Chicago Dept. of Health
· [12] Pediatrics. Vol. 68(5), 1991 Nov.
· [13] The Fresno Bee. DPT Report, 1984 Dec. 5
· [14] Alexander Bearn
· [15] Daniel Stiter y otros. "Clinical Inmunology" 5ta. Edición. Los Altos, CF, 1984
· [16] Idem
· [17] Coulter y Fisher. DPT, "A Shot in the Dark". N.Y. Avery Publishers, 1991
· [18] Margaret Menses. Rubella Infection and Diabetes Mellitus. Lancet, Jan. 1978
· [19] E. Rayfield. Rubella virus y diabetes inducida. Diabetes 35, 1986 dic.
· [20] K. Stratton. "Adverse events associated with childhood vaccines" Washington, NAP 1993
· [21] B. Classen. Childhood inmunization and diabetes mellitus. New Zeland M. J.
· [22] British Medical Council Publication. 272, 1950 May.
· [23] Idem
· [24] The Dangers of Imnunization. Biological Research Institute (Australia) 1979
· [25] Archive of Internal Medicine. 154(16): 1815-20, 1994 Aug. 22
· [26] A. Kalolerinos. "Every Second Child", Keats Publishing Inc., 1981
· [27] House of Representatives. Committee on Interstate and Foreign Commerce. 87th Congress, Second Session
· [28] E. Budau "Estudio cósmico de las epidemias"
· [29] G. Tessier "La gripe de Lyon en 1890"
· [30] J. Grinspan "Dogma y reforma en medicina"
Resumen
[Tomado de “perso.wanadoo.es/aniorte_nic/index.html”]
En este trabajo se aborda la aplicación de vacunas ante situaciones patológicas y ante estados fisiológicos especiales. Son situaciones que frecuentemente se presentan en la practica vacunal, y que requieren la debida y precisa atención del profesional que las administra, tanto por su importancia como por la posible repercusión que sobre el sujeto vacunado tiene la correcta aplicación de las mismas. En primer lugar y en cuanto a la aplicación de vacunas a pacientes que presentan patológicas se abordan la aplicación de las mismas a enfermos renales, pacientes inmunodeprimidos, enfermos con afecciones neurológicas, con neoplasias, alergias, hemofilia o enfermedades crónicas, posteriormente se aborda la aplicación de vacunas a individuos que presentan estado fisiológicos especiales, nos referimos al embarazo, lactancia materna, prematuros, la tercera edad.
INTRODUCCIÓN.
Por lo general el primer contacto entre el profesional que administra las vacunas y el paciente que acude a vacunarse existe un grado de información y conocimiento mutuo muy bajo, que puede ser fuente de errores en el acto vacunal.
Por este motivo el profesional debe:
La decisión de vacunar debe basarse en tres puntos:
1. Observar el estado físico general del individuo. Trastornos de peso, talla, color de la piel, mucosas, facies, etc. Son signos externos de rápida identificación, los mismos pueden indicar la existencia de alguna enfermedad que contraindique la vacunación.
2. Preguntar al paciente o sus tutores si están bien de salud. Todas las enfermedades que cursan sin signos exteriores, pero conocidas por el paciente, completan la anamnesis anterior.
3. Investigar la existencia de contraindicaciones especificas de la vacuna. Con esto se pretende conocer si el tratamiento, patologías o situaciones biológicas que de forma muy específica y con mayor frecuencia pueden producir reacciones adversas a la vacunación o, en el mejor de los casos la no aparición de los anticuerpos necesarios para proteger de la enfermedad que se ha pretendido prevenir.
La encuesta debe considerar los siguientes aspectos:
Hay dos situaciones especiales a tener en cuenta:
Trastornos renales.
Los paciente renales cursan con importantes trastornos inmunitarios que los hacen susceptibles a sufrir infecciones graves.
Estos pacientes se caracterizan por presentar una respuesta pobre a las vacunas.
Las vacunas atenuadas (contra la poliomielitis oral, la fiebre amarilla, contra el sarampión, contra la rubéola, contra la parotiditis y la BCG) están totalmente contraindicadas, sin embargo toleran sin ningún problema las vacunas inactivadas.
Pacientes inmunodeprimidos
Podemos afirmar que las vacunas atenuadas, tanto bacterianas como víricas (sarampión, rubéola, parotiditis, antipoliomielitis oral, antitifoidea oral, contra la fiebre amarilla y la antituberculosa), están contraindicadas, porque su aplicación puede producir complicaciones graves e incluso mortales.
Cuando la alergia es debida a algún componente de la vacuna (huevo, antibióticos, tiomersal, hidróxido de aluminio, etc.) en principio está contraindicada la administración de cualquier vacuna que contenga estos componentes;
Afecciones neurológicas
Los individuos afectados de enfermedades neurológicas que cursan de forma evolutiva no deben ser vacunados de modo sistemático en el centro vacunal.
Neoplasias
Incluimos en este grupo los pacientes que, además de sufrir trastornos inmunitarios, reciben tratamiento inmunodepresor. En el transcurso de su enfermedad son susceptibles de sufrir diversas infecciones, algunas de las cuales pueden ser prevenidas mediante la administración de las vacunas existentes en el mercado.
Por lo general podemos afirmar que las vacunas atenuadas están contraindicadas, porque su administración puede estar aumentada y producir complicaciones graves e incluso mortales.
Hemofilia
El hemofílico es paciente de riesgo ante la vacuna contra la hepatitis B.
Enfermedades crónicas
Los pacientes afectos de enfermedades crónicas, como las cardiorrespiratorias, hematológicas, metabólicas, renales, etc., pueden reducir, con la vacunación, las complicaciones inherentes a las enfermedades vacunables, principalmente con las vacunas antigripal y antineumocócica.
BIBLIOGRAFÍA Y RECURSOS WEB CONSULTADOS:
Se expone a continuación la bibliografia y los recursos web consultados, a los que se puede acceder para ampliar información.
· Vacunaciones Preventivas. Principios y aplicaciones. Lluis Salleras Sanmartí. Edit. Masson. 1.998.
· Guía práctica de vacunaciones. Juan J. Picazo. Edit. SmithKline Beedcham. 1.998.
· Organización Panamericana de la Salud. División de vacunas e inmunización.
http://www.paho.org
· Pasteur Mérieux Connaught. Instituto Pasteur.
http://www.aventis-pasteur-msd.con/
· Guía práctica de vacunaciones.
http://www.vacunas.net
· Grupos de trabajo de vacunas.
http://www.mpsp.org/mpsp/html/vacunas.html
· Boletín Informativo PAI. Programa Ampliado de Inmunización en las Américas.
http://www.paho.org/spanish/hvp/boletin.htm
Graz, Austria 7 de Febrero de 1841
Vuestra pregunta es bastante importante, por su parte práctica, pero de poca importancia en su vertiente espiritual. Consideramos, por ejemplo, un árbol, que absorbe del suelo algún jugo malo, corrompido, contrario a su naturaleza. Pronto sus hojas saldrán con malformaciones, luego se marchitarán, más tarde las ramitas y ramas serán afectadas también, y finalmente el tronco sufre, creciendo alrededor la mala hierba y alguna planta parasitaria. Si uno entiende un poco de arboricultura, sabrá que un injerto con nuevas ramas, que siendo ellas mismas débiles, no podrán curar al árbol, todo lo contrario, tanto el árbol como los injertos perecerían.
O pongamos el caso de alguien que ha ingerido algún veneno, ¿se curaría dándole aún más veneno? Si su fuerza vital ya ha disminuido por el veneno en tres cuartas partes, otra toma de veneno acabaría con el último cuarto de vida que le quedaba. Os podéis imaginar una necedad más grande que aquella, cuando alguien dijera a un pecador, «sigue pecando, y mucho, amigo mío, así borrarás los pecados antiguos con tus pecados nuevos». «Y si eres muy voluptuoso, entrégate a tu pasión carnal, así aprenderás cuanto antes, y más fácilmente vencerte.» Fijaos, este (último) ha dado un consejo practicable a su amigo, con la vacunación del pecado en su carne, éste se ha liberado de su pecado, porque su pasión y su capacidad vital, en efecto, han sido destruidas. Pero preguntad ahora, este hombre, al seguir el consejo, ¿qué victoria ha logrado? ¿vencer la vida o vencer la muerte? ¿No os parece obvio que las herramientas de la muerte no actúan contra la muerte sino contra la vida? Vencer su carne mediante estas armas, es matar la vida, dándole la victoria a la muerte. También os acordáis de un viejo adagio[3] que se conoce aún en los pueblos, que dice; hablando de algún pervertido o de alguna ramera: «¡fíjate, el pecado le ha abandonado!». Ahora pregunto Yo, si hasta el pecado se desprecia (por malo) ¿qué relación le queda con la vida? ¿Acaso la muerte debe encadenar a los muertos, que ya han caído en su poder? Pues, Yo os digo: La muerte busca sus víctimas en el campo abierto de la vida, allí encuentra mucha presa para sus lugares de perdición perpetua.
Si alguien quiere conservar la vida, que luche con las armas de la vida contra el pecado, porque el pecado es un arma destructiva de la muerte. Quien con toda la vida dentro de si consiga vencer el pecado, éste si que es un héroe, porque se ganó la vida jugándose su vida. Quien da la vida para la vida, hace bien, porque es lleno de sabiduría y de amor, y tendrá vida en abundancia. Pero el que entrega la vida para la muerte, es un necio. Poca luz de vida debe tener aquel que se esconde de la luz y se cobija en la oscuridad.
Fijaos bien, si lo podéis entender, lo mismo ocurre con la vacunación contra la viruela, la inoculación con la mismísima enfermedad.
La viruela es un mal hereditario desde antiguo producido por impudicia, habiéndose desarrollado de período en periodo hasta nuestros antepasados, no teniendo nada en común con la enfermedad del mismo nombre que afecta los animales, en especial al ganado vacuno y bovino y a las cabras, producido por la picadura de cierto insecto. ¿Cómo podría tener un efecto protector la pus[4] de las pústulas[5] de una vaca, contra la viruela en el hombre?
Os digo, este tratamiento no da los frutos deseados de la humanidad. Algunos éxitos aparentes no son otra cosa, que casos de superstición que actúa como auto-protección aunque cada vez se da menos o se trata de casos, sobre todo en niños vacunados que nunca hubiesen desarrollado esta enfermedad, porque su generación no había llegado a la madurez de recibir la transmisión de este mal y se les podía haber ahorrado todo el tratamiento y sus consecuencias.
Si los niños así recibieron la inoculación, resultaron ser testigos de la eficacia de tal procedimiento. Por lo contrario, estas personas vacunadas en su tiempo de madurez pueden contraer la enfermedad al igual como las personas no vacunadas. Los médicos procuraron declarar luego su enfermedad como una forma benigna, y diferente, una especie de urticaria[6], para salvar su honor como médicos.
Ahora meditad bien, después de haber recibido mis explicaciones, y en base a vuestras experiencias ¿para qué sirve este mal tratamiento efectuado en los niños? Os aseguro, por otro lado, que la inoculación produce una debilidad general en la humanidad, con apatía[7], letargia[8], cansancio y efectos dañinos en los órganos vitales más activos del hombre, afectando también a los órganos sexuales femeninos. Para comprobarlo, en caso que os parezca increíble, basta comprobar la historia de la humanidad, anterior y posterior a las generaciones que recibieron las vacunas, y veréis la gran diferencia con respecto a la salud general y también con respecto a la longevidad.
Os digo, si horadáis una piedra, vertiendo una gota de algún ácido venenoso en el agujero y luego inspeccionáis esta misma piedra al cabo de veinte años, os podéis convencer fácilmente del daño producido en la piedra, por una sola gota de veneno, siendo la piedra de una naturaleza para resistir milenios.
Si ahora inoculáis el veneno de la putrefacción en el organismo delicado de un hombre, cuanto más efecto debe producir. No os será difícil encontrar la contestación adecuada a este problema.
Ahora me preguntáis, y con toda razón, si no os podría indicar algún otro remedio contra el mal o para mitigar los efectos de la enfermedad, siendo Yo el único creador de toda la naturaleza y por lo tanto el conocedor de todos los remedios. Y os digo, sí que os voy a explicar el remedio natural. Pero al mismo tiempo tengo que avisaros, que los remedios naturales siempre tienen que ir unidos a los espirituales; no existe una medicina universal, ni para el espíritu ni para el cuerpo.
Considerad un poco el camino descrito por Mí, para conseguir la vida eterna. Siempre es el camino de la auto‑negación y de la fiel sucesión de Mi no hay más que un camino, y esto por una razón muy buena, porque Yo soy uno, Yo soy el (único) camino, Yo soy la puerta para la vida eterna. Así es, y no os queda otra elección que así creerlo.
¿Alguien de vosotros quiere afirmar, que fuera de Mí hubiera otros caminos, para llegar hacia Mí, que soy el origen de todo, la fuente primaria de la vida? Por lo tanto, ¿no es más importante la vida del espíritu que la vida del cuerpo? ¿Y la vida del cuerpo no es la consecuencia de la existencia de la vida del espíritu?
Sabiendo ya, que para el espíritu enfermo sólo existe un remedio para restablecerle, ¿por qué habría que buscar diferentes remedios para el cuerpo enfermo? ¿No es el cuerpo nada más que una herramienta temporal para el espíritu? ¿No es el espíritu que todo lo mueve, todo lo siente, todo lo sufre? Si el cuerpo se debilita y contrae alguna enfermedad, es el espíritu que está más afectado, porque es el principio de la vida.
Considerad el tiempo, cuando Yo estaba viviendo en la tierra entre los hombres. ¿Tuve que consultar algún médico? ¿Tuve que acudir a alguna farmacia para proveerme de medicinas para curar a los enfermos, en Mis curaciones espirituales y corporales? ¿Y Mis discípulos? Todos que creyeron y confiaron en Mí curaban enfermos, pero sin médicos, ni medicinas. Y ahora os pregunto: ¿me he debilitado o alterado? ¿Ha cambiado el valor de Mi palabra? ¿No es la misma palabra llena de poder y fuerza, pudiendo sanar el espíritu y el cuerpo?
O, os lo digo: en verdad es así ¡Yo soy el mismo siempre! Hay la diferencia, que en aquellos tiempos Yo curaba a los hombres que se me acercaban con una fe viva, implorando Mi misericordia, y después de haberles escuchado Yo accedí a sanarles. Pero ahora ya no debo exigir ni el amor confiado, ni la perseverancia en la fe, ahora me exigís la ayuda instantánea, pidiendo la salud para los que desconocen la fe, simplemente para que nadie se pierda. Mirad, pues, quien me pide algo con un poco de confianza, puede estar seguro de Mi ayuda en su miseria. A veces hasta mando ayuda a los que se burlan de Mi o a los que me desprecian.
Este remedio, que os he explicado ahora, es el mejor de los mejores. El que acude con la fe firme y lleno de confianza, desde luego éste recibirá Mi ayuda, sino que tome todos los venenos del mundo, que se haga inocular todas las enfermedades, que asimile todas las medicinas de todas las farmacias del mundo, que devore como un buey todas las hierbas medicinales y todo esto junto no tendrá más efecto que una gota de mejorana[9] pueda producir en una calavera.
Yo os digo, podéis tratar de asar y cocer a un muerto en todas las esencias de la vida, y no vais a conseguir a dar vida ni a una fibra de su cuerpo con vuestro «tratamiento sanador» . Pero escuchad esto: Mi palabra tiene el poder de abrir las tumbas y dar nueva vida a los muertos ya putrefactos. Si ahora conocéis el medicamento universal, este medicamento que actúa siempre, y en todos los lugares del modo más maravilloso, lo podéis emplear para curar y hasta para despertar los muertos a la vida. ¿Entonces qué os induce a buscar más remedios, a untaros con una variedad de porquería diabólica, esperando ayuda?
Os lo digo, comparad vuestra longevidad con la de vuestros antepasados, y os daréis cuenta a dónde os ha llevado el refinamiento en vuestra medicina. Investigad en aquellas partes del mundo, donde la humanidad desconoce la medicina oficial, y veréis que en aquellas regiones la gente sufre poco de enfermedades, sobre todo si su vida es natural, simple y pura. Los que viven según la naturaleza en acuerdo con alma y espíritu no necesitan de vuestros médicos modernos.
Por esto os aconsejo: ¡Vivid de la manera más simple! ¡ No carguéis vuestros estómagos con alimentos diversos e innecesarios de todo lo conocido que ofrece la naturaleza, comed únicamente lo que es bien asimilado por vuestros intestinos! Una alimentación sencilla, primordialmente del reino de las plantas, y de entre las plantas de aquellas que ya desde tiempos remotos habían servido para el alimento diario del hombre, como el pan como mejor nutriente —¡esto será vuestro tipo de comida! Y, por supuesto, todo a su medida y según su clase.
Viviendo así, podéis estar seguros que vuestro cuerpo no ha de sufrir enfermedades, y que llegaréis a una edad muy avanzada, sin alterar el equilibrio de vuestro cuerpo con vacunas u otras locuras de los médicos. Cuando yo llamo una persona de edad avanzada a Mi reino, la separación de esta tierra será muy fácil, igual como si alguien se duerme dulcemente, después de un día de trabajos agotadores.
Pero si no seguís estos consejos, y por el contrario, recurrís a vacunas y toda clase de medicamentos, las consecuencias serán obvias, por lo que respecta a vuestra vida natural: envejecimiento prematuro, carencias de toda clase a edad muy temprana, como defectos de la vista, dentadura mala, digestión dificultosa. Muy pronto perderéis vuestra lozanía juvenil, y a los cuarenta años ya sufriréis todo tipo de achaques, como antes ni los sufrieron los hombres con cien años de edad. La culpa de la pérdida de vuestras facultades a edad tan temprana la tenéis vosotros mismos en vuestra ceguera. Lo que ocurre es parecido a una excursión nocturna, cuando las cosas os parecen espantosas, porque no las podéis ver bien. Un tronco de un árbol os puede dar miedo por su forma. En cambio, de día seria cosa risible. Pero vosotros no queréis ver claramente. Si queréis seguir Mis consejos, llegará el día que reconoceréis lo vano de todo el tesoro mundano.
Si os digo que Yo puedo ayudar siempre y en todo lugar a todos los hombres, que siguen fielmente Mis consejos, debéis creerlo. Fuera de Mí no hay ayuda posible, ni para el cuerpo, y sobre todo en sentido espiritual. ¡Yo os ayudaré, si tenéis verdadera fe! Vuestros antepasados, cuando se habían debilitado por algún pecado, se arrepintieron, ayunaron, y volvieron al orden. Mediante el ayuno los órganos corporales volvieron a funcionar bien, y por medio del arrepentimiento y la reparación en la fe, restablecieron su espíritu, así que pronto recuperaron un cuerpo sano y fuerte y un espíritu vital.
Vosotros preguntáis: ¿Cómo? ¿De qué manera lo lograron? —Yo os digo: es fácil la contestación. El estómago es el productor natural de los jugos necesarios para la alimentación de vuestros cuerpos. Si entran sustancias extrañas en el organismo, se originan alteraciones en los conductos, acumulaciones y estrecheces[10]. Si se sigue ingiriendo comidas y bebidas, el estómago no puede eliminar todas estas sustancias, y por asimilación algunas aún se potencian obstruyendo aún más los conductos.
Ahora, se recurre a los medicamentos, pero éstos no pueden aliviar los daños. En cambio, si la persona deja de comer, con el ayuno y una fe firme en Mi palabra, puede sentirse pronto revitalizada en, su espíritu y también su cuerpo funcionará perfectamente a poco rato.
Y os vuelvo a repetir. El hombre enfermo, si sigue Mi consejo, puede curar rápidamente de sus dolencias, debiendo observar ayuno o una dieta muy ligera. Si tiene fe y confianza, Yo hago brotar vida hasta de la putrefacción. Pero si falta esta penitencia corporal y espiritual, el sufrimiento no puede aliviarse o curarse en base a medicamentos o vacunas. Que se desengañe el enfermo, si alguna medicina le procura alivio. Es como si la enfermedad se durmiera, pero sigue allí. Y al cabo de algún tiempo volverá a surgir, a veces potenciada. Así pueden agravarse los estados del paciente y llevar la muerte al cuerpo y en algunas ocasiones hasta al espíritu.
Todo lo que os he dicho, corresponde a la verdad.
Os digo, pues, seguid firmes en la fe. Enseñad también a vuestros hijos en la fe y en la confianza. Y pronto veréis que Mi vacuna es inmejorable. Amén. ¡Esto lo digo Yo, el gran médico universal! Amén. Amén. Amén.
[1] vacuna: (de vacuno) 1 Virus extraído de las pústulas originadas en la teta de las vacas por la vaccinia, y cuya inoculación preserva supuestamente al hombre de las viruelas. 2 por extensión. Sustancia que inoculada a un individuo pretende inmunizarle contra una enfermedad determinada.
[2] viruela: (b. l. *variola ç l. varu, pústula) 1 Enfermedad contagiosa, febril, caracterizada por una erupción de pústulas con costras que, al caer, acostumbran dejar un hoyo en la piel. 2 Pústula producida por esta enfermedad: viruelas confluentes, las que aparecen juntas en gran cantidad; viruelas locas (también payuelas), las que no tienen malignidad y son pocas y ralas. 4 Viruela loca, varicela.
Varicela: (l. mod. varicella, varice pequeña; como dim. del b. l. variola, viruela) 1 Sustantivo femenino. Enfermedad contagiosa caracterizada por una erupción parecida a la de la viruela benigna.
[3] adagio: proverbio, refrán. Sentencia breve, generalmente moral.
[4] pus: Humor espeso, blanco amarillento, que secretan accidentalmente los tejidos inflamados y fluye con más o menos abundancia de los diviesos, llagas, etc.
[5] pústula: Vejiguilla de la piel, llena de pus. Sinónimos: Buba, bubas
[6] urticaria: (l. urtica, ortiga) Enfermedad inflamatoria de la piel caracterizada por un escozor parecido al que producen las ortigas.
[7] apatía (l. -thia; gr. apatheia) 1 Impasibilidad del ánimo. 2 Dejadez, falta de vigor o energía.
[8] letargo: (gr. lethe, olvido + argós, inactivo) 1 Estado patológico de somnolencia profunda y prolongada de la cual es difícil despertar. 3 figurado. Modorra, enajenamiento del ánimo.
[9] mejorana (der. del l. med. maezurana, de orig. incierto) 1 Arbusto labiado, de hojas aovadas y vellosas, y flores olorosas y en espiga; se usa como antiespasmódico (Origanum maiorana). 2 Mejorana silvestre, planta labiada, de flores olorosas, en grupos axilares (Thymus mastichina).
[10] estrechez 1 Calidad de estrecho (poca anchura): MEDICINA. Disminución anormal del calibre de un conducto natural o de una abertura.