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Abreviaciones:
[Heil.Parte.Párrafo - día.mes-año ]
Heil=«La Curación y el Cuidado de la Salud en la visión espiritual», recibido por Jakob Lorber
© Editorial Jakob Lorber, Alemania
© Traducción: Christa Wetzel, Editorial Ediciones AURA, Barcelona
© Adaptación: Luis Martínez, Perú


Introducción

 

Hasta el descubrimiento de la vacuna antivariólica por Edward Jenner (1749-1823), en 1798, durante todo el siglo XVIII, en Europa se utilizó la técnica de la variolización, que consistía en la introducción subcutánea de serosidad procedente de las heridas que deja la viruela. Se producía así una mayor resistencia a la enfermedad, pero comportaba otros peligros, por lo que su práctica fue prohibida. En 1798, Jenner demostró los beneficios que reportaba la introducción directa del fluido vacuno (de allí la palabra “vacuna”). La vacunación no entrañaba los peligros de la variolización. El médico Edward Jenner inoculó a su propio hijo la vacuna antivariólica por él descubierta. 

 

El Peligro de las Vacunas

Por Dr. Jaime Scolnik
Médico argentino de la Universidad de Córdoba.

(Tomado del libro “EL alimento integral y
crudo como Medicina”, Dr. Carlos Casanova L., Lima, Perú, 1975)

 

La medicina alopática u oficial se ha embarcado en una carrera vacunista cada vez más alocada.

Ya no se conforma con la vacuna antivariólica, que se aplica en el mundo desde 1796, sino que pretende "salvar" a la humanidad de muchas otras enfermedades, tales como la difteria, fiebre tifoidea, tuberculosis, gripe, tétanos, tos ferina, etc., etc, siempre por medio de vacunas.

Con estas últimas se pretende formar en la sangre del vacunado anticuerpos o antitoxinas específicos, es decir, substancias capaces de destruir los microbios o anular la acción de sus venenos o toxinas.

Felizmente, en la mayoría de los casos fracasa la acción de las vacunas, y el individuo contrae la enfermedad cuando llega el momento oportuno, produciéndose así la depuración o limpieza orgánica de la cual ya hemos hablado.

Cuando, para mayor desgracia del paciente, la vacuna produce su efecto, y la enfermedad infecciosa no puede declararse, se produce una serie de peligrosos trastornos fisiológicos debidos a la presencia en el organismo de las substancias morbosas acumuladas, que no pueden ser eliminadas ni destruidas.

La naturaleza, entonces, al no encontrar la válvula de escape necesaria, efectúa un peligroso rodeo: frustrado el proceso agudo o febril, el único capaz de quemar o incinerar los desechos orgánicos, se inicia un proceso lento, tórpido, de descomposición orgánica, que acarrea las más tristes consecuencias. Algunos aspectos de ese proceso ya tienen la corroboración del laboratorio. Así, el doctor Laskownicki ha comprobado que, después de la vacunación antipara tífica por ejemplo, la cantidad de colesterina de la sangre aumenta proporcionalmente al poder aglutinante del suero; sabiéndose ya, por otra parte, el papel decisivo que juega la colesterina en las génesis del cáncer. Así se explica la disminución de las enfermedades agudas y el fantástico aumento de las enfermedades crónicas y degenerativas: cáncer, diabetes, enfermedades del corazón y de las arterias, nefrosis enfermedades mentales y de la nutrición, etc., etc.

Las autoridades sanitarias, siempre las últimas en enterarse de los magnos problemas que les atañen, se limitan a expresar su asombro ante el cambio habido; la trasmutación de la enfermedad aguda en crónica. No intentan siquiera explicar el fenómeno ni sus posibles causas. ¿Para qué? Parece que eso no les compete...

Mientras tanto, la sociedad se ve cada vez más agobiada bajo el peso de los enfermos crónicos, que aumentan diariamente, y que constituyen un pesado lastre económico, biológico y social.

Muchos de ellos, en su irresponsabilidad, continúan reproduciéndose, engendrando hijos tarados física y moralmente, con lo cual contribuyen a aumentar aún más la degeneración de la especie humana.

Como se ve, demasiado alto es el precio que paga la humanidad a cambio de los ilusorios beneficios que espera de las vacunas. Pues dichas enfermedades crónicas y degenerativas matan cada año muchos más enfermos que los que podrían matar en un siglo todas las enfermedades infecciosas juntas.

Está demostrado que los pueblos salvajes, que viven lejos de la civilización y sus males (entre los cuales la vacuna, desconocen en absoluto el cáncer, la diabetes y demás enfermedades crónicas y degenerativas.

Grave como es el peligro representado por la vacuna en el orden físico, no termina ahí. Encierra aún otro peligro, pero de orden moral: deja subsistir en el pueblo la creencia errónea de que el sistema de vida que se lleva, es indiferente y ajeno al problema de la enfermedad. Según tal idea, cada uno puede vivir como se le antoje: alimentándose irracionalmente, distribuyendo mal el tiempo para el trabajo y el reposo, haciéndose esclavo de todos los vicios (alcohol, tabaco, alcaloides, juego, etc . ), etc., etc. La vacuna salvadora vendrá a absolverlos de esos pecados, echará un manto piadoso sobre todos los desvíos y errores, y los protegerá de la enfermedad. Y todas esas gangas sin hacer ningún esfuerzo ni sacrificio, bastando recibir un simple pinchazo. ¡Qué maravilla!

Si es disculpable tamaño error en el público ignorante, no lo es en cambio en las clases ilustradas y cultas, que deberían demostrar mayor interés en el problema de la salud pública. ¿Qué decir entonces de los gobiernos y de la clase médica, cuya misión específica debería consistir en destruir esa ignorancia y señalarle al pueblo el recto camino? Pero ya revelaremos cuáles son las "poderosas causas" que les impiden proceder como es debido. Ya pondremos el dedo en la llaga...

 

La Vacuna Antivariolica

 

Antes del descubrimiento de Jenner, se practicaba la variolización, es decir, la inoculación con el virus de la viruela no modificado, con el fin de preservarse de esta enfermedad.

En 1776 Jenner observó que las personas atacadas accidentalmente de vacuna (enfermedad de las vacas o cow-pox) por contacto con los animales por razón de su profesión, eran refractarias a la viruela. Esa observación le indujo a tentar la trasmisión de dicha enfermedad, llamada vacuna, con fines profilácticos, tomando pus de las manos enfermas de los ordeñadores e inoculándolo a personas sanas. En 1796 publicó las conclusiones a que había llegado.

Tal descubrimiento produjo gran revuelo y numerosos investigadores trataron de averiguar por su cuenta la verdad de los hechos, llegando a resultados diversos y contradictorios. Se suscitaron discusiones y polémicas, en que fueron severamente impugnadas las conclusiones de Jenner. Se publicaron numerosos casos en que la vacuna había fracasado y otros en que ésta había acarreado complicaciones graves, incluso la muerte. Especial resonancia tuvo la muerte del hijo mayor de Jenner, quien falleció a consecuencia de una tuberculosis despertada por la vacuna que le inoculara su propio padre; razón que quizá indujo a este último a no vacunar a su segundo hijo, contentándose con aplicarle el antiguo procedimiento de la variolización.

Pero la suerte de la vacuna ya estaba echada. Los círculos médicos comprendieron perfectamente que el descubrimiento de Jenner les proporcionaba un arma poderosa de dominio, y no estaban dispuestos a dejársela arrebatar. Transformaron el asunto de la vacuna en un dogma científico, un artículo de fe, en el cual es forzoso creer, y que no es permitido discutir ni negar.

Desde entonces, hace ya más de un siglo y medio, la vacuna se aplica cada vez en mayor escala, con carácter obligatorio, en casi todos los países del mundo.

Aunque exponiéndose a ser excomulgados por la Inquisición Médica, los médicos conscientes, que felizmente siempre los ha habido, en ningún momento dejaron de denunciar los fracasos y peligros de la vacuna. Sería interminable dar una lista de tales comunicaciones científicas; pero no quiero dejar de mencionar al doctor Verdé-Delisle, quien, pocos lustros después del descubrimiento de Jenner, reunió sus observaciones en un interesante libro que tituló: "De la degeneración física y moral de la especie humana ocasionada por la vacuna". Especial interés tienen también las publicaciones hechas contra la vacuna por el eminente hombre de ciencia Alfredo Russel Wallace.

Las razones por las cuales es impugnada la vacuna antivariólica pueden resumirse en tres:

 

a)           Que no es eficaz, es decir, no asegura la inmunidad o protección;

b)           que no es inofensiva;

c)            que no es necesaria.

 

La vacuna antivariólica no es eficaz.- Cuando se descubrió la vacuna, se afirmaba que su inmunidad tenía una duración ilimitada. Después se dijo que eran necesarias 2 vacunas para toda la vida. Después que 1 cada 14 años; más adelante, se disminuyó el período a 7 años y después a S. En la actualidad se considera comúnmente que la revacunación debe hacerse cada año y así se practica en las escuelas, colegios, etc. Lo cual no obsta para que, si surge alguna alarma de epidemia a los pocos meses o semanas de una revacunación, se obligue a esas mismas personas a dejarse inocular nuevamente el virus vaccíneo.

Esas continuas rectificaciones son la demostración más elocuente de los fracasos ininterrumpidos de la vacuna, que obligaron a los señores vacunistas a acortar cada vez más el período de la supuesta inmunidad. Al mismo tiempo, ponen en evidencia el suelo movedizo de titubeos y vacilaciones en que asienta el dogma de la vacuna.

Y no es de extrañar que así sea, pues este dogma, que nació de una simple observación empírica (los atacados de vacuna o cow-pox son refractarios a la viruela), fue impuesto al mundo antes de haber tenido una amplia confirmación de la experiencia. Por otra parte, aún hoy se desconoce el germen específico que produce la viruela y la vacuna, como se ignora igualmente qué relación existe entre estas dos enfermedades. Hasta ahora, se han emitido las teorías más diversas, unas más seductoras que otras, pero teorías al fin, sobre esos temas candentes y fundamentales. Pero nada se ha demostrado en concreto.

Nada más que con eso estaría demostrada la falacia de la vacuna antivariólica, viciada de insanable nulidad desde sus orígenes, lo cual no le ha impedido subsistir hasta hoy, el siglo de las luces, que alardea de racionalista y científico.

 

Sería casi superfluo tratar de demostrar la ineficacia de la vacuna antivariólica, cuando los mismos textos de estudió de la Facultad de Medicina reconocen que los vacunados y revacunados pueden adquirir la viruela; y, más aún, dicen que esta enfermedad da una mortalidad de 8 al 10 por 100 en los vacunados y del 3.5 al 8 por 100 en los revacunados.

Las enfermedades infecciosas en general y la viruela en particular, tienden a declinar desde hace mucho tiempo, aún antes del descubrimiento de la vacuna, en casi todos los países del mundo, por el mejoramiento de sus condiciones higiénico-sanitarias, según explicamos anteriormente. Circunstancia que ha sido hábilmente í explotada por los vacunistas, para atribuir a la vacuna un mérito que no posee. Por la misma razón ya expuesta, han declinado, hasta casi desaparecer, enfermedades mucho más graves que la viruela, como la peste, el cólera y la fiebre amarilla, contra las cuales no existe aún ninguna vacunación obligatoria .

Sabedores de su fracaso, los vacunistas han ocultado y ocultan aún hoy celosamente los hechos desfavorables a las vacunas, para que ésta mantenga un aparente prestigio ante la opinión pública. A pesar de lo cual se sabe que los países donde más se vacuna, son los que presentan mayor número de casos de viruela; y dentro de un mismo país, las provincias o regiones donde más se vacuna y revacuna, son las más intensamente atacadas por esa misma enfermedad.

Razones de espacio nos impiden publicar aquí estadísticas de diversos países, que así 1o demuestran.

 

2°) La vacuna antivarióhca no es inofensiva.- Ya

hemos citado el caso del propio hijo de Jenner, que falleció a consecuencia de una tuberculosis despertada por la vacuna. Fue quizá la primera víctima inmolada en aras del dogma jenneriano.

Está demostrado que la vacuna antivariólica disminuye la resistencia orgánica, facilitando especialmente la diseminación de la tuberculosis. Vacunación y tuberculización pueden considerarse términos correlativos, habiéndose establecido que, después de las grandes campañas de vacunación antivariólica, aumenta notablemente el número de tuberculosos.

El modo de obtención de la vacuna es poco seguro en cuanto a limpieza, no siendo raro encontrar en la misma numerosos microbios asociados, que producen en la persona vacunada infecciones de diversa gravedad: impétigo, ectima, dermitis, abscesos, flemones, erisipela, gangrena y hasta septicemia, que no pocas veces le cuestan la vida.

Epidemias de encefalitis consecutivas a la vacunación antivariólica han sido comprobadas en varios países del mundo. Centenares de casos ya se han producido, con una mortalidad superior al 50%, lo que ha movido a algunos gobiernos a suspender la aplicación obligatoria de la vacuna.

 

El Gobierno de los Estados Unidos, en el "Public Health Report", publicado el 20 de marzo de 1925, llama la atención hacia "los frecuentes casos fatales de tétanos después de una vacunación".

Muchas otras enfermedades pueden ser producidas por la vacuna, sin nombrar aquéllas de aparición tardía, que generalmente se suelen atribuir a cualquier otra causa.

En Inglaterra, donde los médicos imparciales denuncian severamente las muertes a consecuencia de la vacuna, se ha comprobado que "mientras murieron los niños, en 24 años, a consecuencia de la viruela, murieron 265, en el mismo período, a consecuencia de la vacunación". Esta noticia es publicada domo permanente en la revista "Vaccination Inquirer", de Londres.

En 1927, Lord Dysord instituyó un premio de mil libras esterlinas a la persona que pudiera demostrar:

 

1°) que la vacunación protege contra la viruela;

2°) que ningún otro remedio protege contra la viruela;

3°) que la vacunación es inofensiva.

 

A pesar del tiempo transcurrido, nadie se presentó hasta ahora a reclamar el premio. Ese solo hecho demuestra en forma harto elocuente la falsedad del dogma vacúnico que el mundo está soportando hace ya más de un siglo y medio.

Hay numerosas enfermedades que contraindican la vacunación antivariólica; es decir, que los que las padecen no pueden ni deben ser vacunados, pues corren peligro de una complicación o agravamiento. Para diagnosticar esos casos, habría que someter a la población a un prolijo examen médico, con auxilio del laboratorio y rayos X, antes de ordenar la vacunación.

Pero eso, que a conciencia habría que hacer, no se realiza; y ya sabemos que los seres humanos son llevados a la vacunación como se llevan los animales al matadero, sin consideración ni discriminación de ninguna especie. Así, no son de extrañar los agravamientos y complicaciones que suelen presentar esas pobres víctimas, y que los vacunistas tratan de ocultar en toda forma, siguiendo así la deshonesta política de disimulo y silencio con que siempre han pretendido echar un velo sobre los fracasos y peligros

de la vacuna .

 

3°) La vacuna antivariólica no es necesaria.- Está comprobado que los pueblos que viven en excelentes condiciones higiénicas no son víctimas de la viruela, aunque no estén vacunados. Esa es la inmunidad o protección natural, de que hablábamos antes. En cambio, los que viven en condiciones higiénicas deficientes, son diezmados por la viruela aunque estén vacunados y revacunados.

Esa es la mejor demostración de que la vacuna antivariólica es innecesaria, además de ineficaz y peligrosa.

Vacunación en Acción - Casos Reales

 

WILLI LUTTERLOH

 

Hanover, de 13 años de edad vacunado el 21 de setiembre de 1908 y muerto el 18 de octubre de 1908. Aunque las publicaciones que hasta ahora se han hecho son las relacionadas con el Reino Unido nos vemos compelidos a publicar este caso consternante (del niño alemán) para mostrar como un ejemplo negativo al paraíso de los pro-vacunistas germanos. Alemania mantiene invariable suposición en seguir adelante en lo que se refiere a la vacunación pero muchos artículos publicados muestran los horrores de la vacunación. De uno de ellos nos permitimos publicar la foto de antes y después de la vacunación del infortunado pequeño.

 

        El señor Prívate Frank Robinson envió a la Liga : antivacunista un recorte del certificado de defunción del 11 de abril de 1944 relacionado con la muerte de su hija Lesley Robinson como resultado de la vacunación (toxemia generalizada secundaria a vacunación antivarió1ica).

 

        El señor Private Robinson escribió. No puedo encontrar palabras para expresar mi actitud con respecto a la vacunación. Quizá la muerte de mi única hija puede prevenir a otros padres que cometen el error que cometí. Si el recorte puede servir de ejemplo, úselo de todos modos.

        Después manifestó que eran sanos y que su niña iba desarrollándose perfectamente llena de vida Y mostrando a todos una amplia sonrisa. Su esposa estuvo a favor de la vacunación y él la dejó a ella decidir. Después de la vacuna la niña presentó una erupción en su cara, 2 semanas después había cubierto la misma toda la cara y el cuerpo. Se le internó en el Hospital luego muere tres semanas después, se redujo a1 tamaño de una muñeca y aún antes de morir sonreía.


 
 



Las Vacunas Y Sus Mitos

Por Eduardo Ángel Yahbes

 

----- Original Message -----

From: Luis Martínez Costa                                   To: info@www.librevacunacion.com.ar

Sent: Saturday, February 08, 2003 6:13 AM                  Subject: desde el site librevacunacion

 

Estimados Señoras y Señores:

 

Investigando por Internet encontré su importantísima página. Soy un investigador del visionario alemán Jakob Lorber (1800 - 1864), el cual el 7 de febrero de 1841 escribió un mensaje, que lo transcribo completo más abajo, referente a la vacuna contra la viruela.

 

En una charla futura he decidido hablar sobre la vacuna y quisiera pedirle permiso para usar la información brindada en su página www.librevacunacion.com.ar.

 

Además del artículo sobre la vacuna hay otro sobre «TRATAMIENTO CONTRA LA ESCROFULOSIS» Si desea puedo enviárselos.

 

Atentamente

    Luis Martínez Costa,    Lima, Perú

 

----- Original Message -----
From: Eduardo Angel Yahbes                              To: Luis Martínez Costa
Sent: Saturday, February 08, 2003 9:16 AM                  Subject: Re: desde el site librevacunacion

 

Estimado Luis

 

En principio le agradezco el material recibido. Con gusto recibiré el que se refiere a la escrofulosis.

 

Estamos actualmente traduciendo una serie de artículos recientes acerca de la vacuna antivariólica, que se trata de imponer nuevamente de la mano del presidente de los EE.UU (este señor está en todos los negocios).

 

En cuanto al uso del material es totalmente libre. Lo único que le solicito es que cite la página web, para su divulgación.

 

Lo saluda cordialmente.                          Eduardo Ángel Yahbes

 

 

INTRODUCCIÓN

 

Cuando uno realiza comentarios acerca de la verdadera utilidad de las vacunaciónes y de sus efectos secundarios, percibe que los interlocutores adoptan actitudes antagónicas. Están quienes son fanáticos de las vacunas y no hay razones que los alejen de sus convicciones, y quienes han tenido alguna experiencia negativa con alguna vacuna y prestan atención hacia alguien que les está dando argumentos científicos, que explican cuál fue la causa de aquella experiencia.

 

Desde ya que dentro de los profesionales de la salud predominan en forma notoria los fanáticos de las vacunas. Creo saber por mi propia vivencia, que se debe a que la información que reciben es parcial y desconocen las investigaciones que dan un panorama diferente a la tan mentada efectividad e inocuidad de las vacunas. Por ejemplo el simple y concreto hecho de que las enfermedades infecciosas han declinado notoriamente en su morbimortalidad, antes del comienzo del uso de las vacunaciónes.

 

Desgraciadamente en nuestro país como en tantos otros (no en todos), la mayoría de las vacunas son obligatorias por ley. No aplicarlas implicaría una acción contraria a la ley.

 

En Estados Unidos, durante el año 1986, se promulgó una ley de compensación para indemnizar a quienes sufren los efectos nocivos de las vacunas obligatorias, cubierta por el estado. Es decir lo cubren los mismos ciudadanos con sus aportes tributarios. En nuestro país no existe una ley similar ni es obligatoria la denuncia de los efectos adversos de las vacunas, motivo por el cual es imposible hacer análisis propios acerca de la efectividad y nocividad de las mismas.

 

Si bien son los padres quienes debieran decidir la conveniencia de vacunar o no a sus hijos, para ello deben informarse. Siendo mi obligación como médico informar que en países donde se hacen controles, se reportan anualmente miles de reacciones y cientos de muertes y de invalidez permanente como consecuencia de las vacunas. Por otra parte muchas comunidades completamente vacunadas han padecido epidemias e investigadores atribuyen a los programas de inmunización masivos el desarrollo de trastornos inmunológicos y neurológicos crónicos.

 

Mitos sobre la vacunación

 

1)           Las vacunas son la razón principal de la baja en los índices de las enfermedades epidémicas.

2)           Las vacunas son muy efectivas

3)           Las vacunas son seguras

4)           Las enfermedades comunes de la infancia son extremadamente peligrosas

5)           Las vacunas tienen una sólida base teórica y práctica

6)           El control de la polio fue uno de los grandes sucesos debido a la acción de las vacunas

7)           Si un niño no tuvo reacción inmediata a la vacunación, no existe riesgo para él

8)           Las vacunas son legalmente impuestas y por lo tanto obligatorias

9)           Las vacunas son la única opción preventiva

10)       Los funcionarios de salud pública ponen a la salud por encima de todo

 

CONCLUSIÓN

 

Por todo lo analizado podemos sacar como conclusión que existe una contradicción entre la ciencia médica y la política inmunizatoria.

Cuando observamos las posibles consecuencias de las vacunas, que van desde enfermedades agudas leves hasta enfermedades crónica graves o mortales, se hace indispensable que las autoridades adviertan a los padres de los riesgos. Cuál es el laboratorio que elaboró las mismas, incluyendo su número de lote. Cuáles son las contraindicaciones para su aplicación y cuáles los signos de alarma que deben controlar.

No es posible que la política sanitaria se haga de acuerdo a la conveniencia de los laboratorios. Son los laboratorios que tendrían que desarrollar vacunas efectivas y seguras por normativas de las autoridades sanitarias.

Es indispensable que las autoridades sanitarias consideren que en todo programa de inmunización, los riesgos inherentes al mismo deben ser menores que los riesgos probables de la epidemia que se trata de controlar.

En mi criterio las vacunas no deberían ser obligatorias y deberán prohibirse aquellas que no son efectivas o que tienen una alta incidencia de efectos adversos. Cada ciudadano tendría que recibir y buscar información, para tomar una decisión libre y responsable.

 

BIBLIOGRAFÍA·

* Basado en "Dispelling Vaccination Myths" de Alan Phillips, julio 1996

 

· [1] S. Curtis. A handbook of homeopathic alternatives to inmunization

· [2] Pediatric Infectious Disease Journal 13(1):34-8, 1994 Jan

· [3] Canadian Medical Association Journal. 150(7):1093-8, 1994 Apr. 1

· [4] American Journal of Disease of Children. 145(12): 1379-82, 1991 Dec.

· [5] Journal of Infectious Diseases. 169(1): 77-82, 1994 Jan. 1

· [6] Infection Control & Hospital Epidemology. 14(2): 81-6, 1993 Feb.

· [7] Morbility and Mortality Weekly Report (MMWR) 38: 8-9, 1989

· [8] MMWR. Measles. 38: 329-330, 1989

· [9] Lancet. 338: 715-720, 1991 Sept. 21

· [10] Neil Miller. Vaccines are they safe and effective?

· [11] Chicago Dept. of Health

· [12] Pediatrics. Vol. 68(5), 1991 Nov.

· [13] The Fresno Bee. DPT Report, 1984 Dec. 5

· [14] Alexander Bearn

· [15] Daniel Stiter y otros. "Clinical Inmunology" 5ta. Edición. Los Altos, CF, 1984

 · [16] Idem

· [17] Coulter y Fisher. DPT, "A Shot in the Dark". N.Y. Avery Publishers, 1991

· [18] Margaret Menses. Rubella Infection and Diabetes Mellitus. Lancet, Jan. 1978

· [19] E. Rayfield. Rubella virus y diabetes inducida. Diabetes 35, 1986 dic.

· [20] K. Stratton. "Adverse events associated with childhood vaccines" Washington, NAP 1993

· [21] B. Classen. Childhood inmunization and diabetes mellitus. New Zeland M. J.

· [22] British Medical Council Publication. 272, 1950 May.

· [23] Idem

· [24] The Dangers of Imnunization. Biological Research Institute (Australia) 1979

· [25] Archive of Internal Medicine. 154(16): 1815-20, 1994 Aug. 22

· [26] A. Kalolerinos. "Every Second Child", Keats Publishing Inc., 1981

· [27] House of Representatives. Committee on Interstate and Foreign Commerce. 87th Congress, Second Session

· [28] E. Budau "Estudio cósmico de las epidemias"

· [29] G. Tessier "La gripe de Lyon en 1890"

· [30] J. Grinspan "Dogma y reforma en medicina"

 


La vacunación ante estados patológicos y ante situaciones fisiológicas especiales

Por Nicanor Aniorte Hernández

Resumen

[Tomado de “perso.wanadoo.es/aniorte_nic/index.html”]

 

En este trabajo se aborda la aplicación de vacunas ante situaciones patológicas y ante estados fisiológicos especiales. Son situaciones que frecuentemente se presentan en la practica vacunal, y que requieren la debida y precisa atención del profesional que las administra, tanto por su importancia como por la posible repercusión que sobre el sujeto vacunado tiene la correcta aplicación de las mismas. En primer lugar y en cuanto a la aplicación de vacunas a pacientes que presentan patológicas se abordan la aplicación de las mismas a enfermos renales, pacientes inmunodeprimidos, enfermos con afecciones neurológicas, con neoplasias, alergias, hemofilia o enfermedades crónicas, posteriormente se aborda la aplicación de vacunas a individuos que presentan estado fisiológicos especiales, nos referimos al embarazo, lactancia materna, prematuros, la tercera edad.

 

INTRODUCCIÓN.

 

         Por lo general el primer contacto entre el profesional que administra las vacunas y el paciente que acude a vacunarse existe un grado de información y conocimiento mutuo muy bajo, que puede ser fuente de errores en el acto vacunal.

 

Por este motivo el profesional debe:

 

  • Identificar alguna contraindicación temporal o permanente
  • Saber comunicarse con los pacientes  e informar de la finalidad de la vacunación y, si procede, de los peligros que pudiera conllevar.
  • Dar instrucciones sobre los cuidados inmediatos a la vacunación.

 

Encuesta prevacunal

La decisión de vacunar debe basarse en tres puntos:

 

1.     Observar el estado físico general del individuo. Trastornos de peso, talla, color de la piel, mucosas, facies, etc. Son signos externos de rápida identificación, los mismos pueden indicar la existencia de alguna enfermedad que contraindique la vacunación.

 

2.     Preguntar al paciente o sus tutores si están bien de salud. Todas las enfermedades que cursan sin signos exteriores, pero conocidas por el paciente, completan la anamnesis anterior.

 

3.     Investigar la existencia de contraindicaciones especificas de la vacuna. Con esto se pretende conocer si el tratamiento, patologías o situaciones biológicas que de forma muy específica y con mayor frecuencia pueden producir reacciones adversas a la vacunación o, en el mejor de los casos la no aparición de los anticuerpos necesarios para proteger de la enfermedad que se ha pretendido prevenir.

 

La encuesta debe considerar los siguientes aspectos:

  • existencia de enfermedad infecciosa
  • la administración reciente de inmunoglobulinas
  • plasma o sangre
  • la presencia de alteraciones inmunitarias
  • la existencia de hipersensibilidad a algún componente de la vacuna
  • el embarazo y
  • la presencia de trastornos neurológicos.

 

Hay dos situaciones especiales a tener en cuenta:

 

A) Situaciones patológicas

 

Trastornos renales.

 

Los paciente renales cursan con importantes trastornos inmunitarios que los hacen susceptibles a sufrir infecciones graves.

 

Estos pacientes se caracterizan por presentar una respuesta pobre a las vacunas.

 

Las vacunas atenuadas (contra la poliomielitis oral, la fiebre amarilla, contra el sarampión, contra la rubéola, contra la parotiditis y la BCG) están totalmente contraindicadas, sin embargo toleran sin ningún problema las vacunas inactivadas.

 

Pacientes inmunodeprimidos

 

Podemos afirmar que las vacunas atenuadas, tanto bacterianas como víricas (sarampión, rubéola, parotiditis, antipoliomielitis oral, antitifoidea oral, contra la fiebre amarilla y la antituberculosa), están contraindicadas, porque su aplicación puede producir complicaciones graves e incluso mortales.

 

 

Pacientes alérgicos

 

Cuando la alergia es debida a algún componente de la vacuna (huevo, antibióticos, tiomersal, hidróxido de aluminio, etc.) en principio está contraindicada la administración de cualquier vacuna que contenga estos componentes;

 

Afecciones neurológicas

Los individuos afectados de enfermedades neurológicas que cursan de forma evolutiva no deben ser vacunados de modo sistemático en el centro vacunal.

 

Neoplasias

Incluimos en este grupo los pacientes que, además de sufrir trastornos inmunitarios, reciben tratamiento inmunodepresor. En el transcurso de su enfermedad son susceptibles de sufrir diversas infecciones, algunas de las cuales pueden ser prevenidas mediante la administración de las vacunas existentes en el mercado.

 

Por lo general podemos afirmar que las vacunas atenuadas están contraindicadas, porque su administración puede estar aumentada y producir complicaciones graves e incluso mortales.

 

Hemofilia

El hemofílico es paciente de riesgo ante la vacuna contra la hepatitis B.

 

Enfermedades crónicas

Los pacientes afectos de enfermedades crónicas, como las cardiorrespiratorias, hematológicas, metabólicas, renales, etc., pueden reducir, con la vacunación, las complicaciones inherentes a las enfermedades vacunables, principalmente con las vacunas antigripal y antineumocócica.

 

 

B) Estados fisiológicos

 

  • Lactancia materna. La lactancia materna no interfiere con ningún tipo de vacuna, ni siquiera con las vacunas de la polio o del rotavirus.

  • Prematuridad. Sobre la tradicional idea, al respecto del retraso de la vacunación, debe indicarse que el grado de madurez inmunológica tímica se logra a la 90ª semana de gestación y, por lo tanto la prematuridad como el bajo peso al nacer no debe modificar el calendario de vacunación habitual.

  • Tercera edad. Las personas ancianas presentan una menor respuesta inmunitaria más pobre y una mayor susceptibilidad a las infecciones por lo que estarían principalmente indicadas las siguientes vacunas: combinada tétanos-difteria tipo adulto, antineumocócia y antigripal.

  • Embarazo. Todas las mujeres en edad fértil deberían estar inmunizadas frente a las enfermedades más comunes que pueden suponer un riesgo durante el embarazo.

 

BIBLIOGRAFÍA Y RECURSOS WEB CONSULTADOS:

 

Se expone a continuación la bibliografia y los recursos web consultados, a los que se puede acceder para ampliar información.

·        Vacunaciones Preventivas. Principios y aplicaciones. Lluis Salleras Sanmartí. Edit. Masson. 1.998.

·        Guía práctica de vacunaciones. Juan J. Picazo. Edit. SmithKline Beedcham. 1.998.

·        Organización Panamericana de la Salud. División de vacunas e inmunización.

http://www.paho.org

·        Pasteur Mérieux Connaught. Instituto Pasteur.

http://www.aventis-pasteur-msd.con/

·        Guía práctica de vacunaciones.

http://www.vacunas.net

·        Grupos de trabajo de vacunas.

http://www.mpsp.org/mpsp/html/vacunas.html

·        Boletín Informativo PAI. Programa Ampliado de Inmunización en las Américas.

http://www.paho.org/spanish/hvp/boletin.htm


[Heil.3.20 - 7.2.1841]

Las Vacunas[1] contra la Viruela[2]

recibido por Jakob Lorber

 

Graz, Austria 7 de Febrero de 1841

 

Vuestra pregunta es bastante importante, por su parte práctica, pero de poca importancia en su vertiente espiritual. Consideramos, por ejemplo, un árbol, que absorbe del suelo algún jugo malo, corrompido, contrario a su naturaleza. Pronto sus hojas saldrán con malformaciones, luego se marchitarán, más tarde las ramitas y ramas serán afectadas también, y finalmente el tronco sufre, creciendo alrededor la mala hierba y alguna planta parasitaria. Si uno entiende un poco de arboricultura, sabrá que un injerto con nuevas ramas, que siendo ellas mismas débiles, no podrán curar al árbol, todo lo contrario, tanto el árbol como los injertos perecerían.

O pongamos el caso de alguien que ha ingerido algún veneno, ¿se curaría dándole aún más veneno? Si su fuerza vital ya ha disminuido por el veneno en tres cuartas partes, otra toma de veneno acabaría con el último cuarto de vida que le quedaba. Os podéis imaginar una necedad más grande que aquella, cuando alguien dijera a un pecador, «sigue pecando, y mucho, amigo mío, así borrarás los pecados antiguos con tus pecados nuevos». «Y si eres muy voluptuoso, entrégate a tu pasión carnal, así aprenderás cuanto antes, y más fácilmente vencerte.» Fijaos, este (último) ha dado un consejo practicable a su amigo, con la vacunación del pecado en su carne, éste se ha liberado de su pecado, porque su pasión y su capacidad vital, en efecto, han sido destruidas. Pero preguntad ahora, este hombre, al seguir el consejo, ¿qué victoria ha logrado? ¿vencer la vida o vencer la muerte? ¿No os parece obvio que las herramientas de la muerte no actúan contra la muerte sino contra la vida? Vencer su carne mediante estas armas, es matar la vida, dándole la victoria a la muerte. También os acordáis de un viejo adagio[3] que se conoce aún en los pueblos, que dice; hablando de algún pervertido o de alguna ramera: «¡fíjate, el pecado le ha abandonado!». Ahora pregunto Yo, si hasta el pecado se desprecia (por malo) ¿qué relación le queda con la vida? ¿Acaso la muerte debe encadenar a los muertos, que ya han caído en su poder? Pues, Yo os digo: La muerte busca sus víctimas en el campo abierto de la vida, allí encuentra mucha presa para sus lugares de perdición perpetua.

Si alguien quiere conservar la vida, que luche con las armas de la vida contra el pecado, porque el pecado es un arma destructiva de la muerte. Quien con toda la vida dentro de si consiga vencer el pecado, éste si que es un héroe, porque se ganó la vida jugándose su vida. Quien da la vida para la vida, hace bien, porque es lleno de sabiduría y de amor, y tendrá vida en abundancia. Pero el que entrega la vida para la muerte, es un necio. Poca luz de vida debe tener aquel que se esconde de la luz y se cobija en la oscuridad.

Fijaos bien, si lo podéis entender, lo mismo ocurre con la vacunación contra la viruela, la inoculación con la mismísima enfermedad.

La viruela es un mal hereditario desde antiguo producido por impudicia, habiéndose desarrollado de período en periodo hasta nuestros antepasados, no teniendo nada en común con la enfermedad del mismo nombre que afecta los animales, en especial al ganado vacuno y bovino y a las cabras, producido por la picadura de cierto insecto. ¿Cómo podría tener un efecto protector la pus[4] de las pústulas[5] de una vaca, contra la viruela en el hombre?

Os digo, este tratamiento no da los frutos deseados de la humanidad. Algunos éxitos aparentes no son otra cosa, que casos de superstición que actúa como auto-protección aunque cada vez se da menos o se trata de casos, sobre todo en niños vacunados que nunca hubiesen desarrollado esta enfermedad, porque su generación no había llegado a la madurez de recibir la transmisión de este mal y se les podía haber ahorrado todo el tratamiento y sus consecuencias.

Si los niños así recibieron la inoculación, resultaron ser testigos de la eficacia de tal procedimiento. Por lo contrario, estas personas vacunadas en su tiempo de madurez pueden contraer la enfermedad al igual como las personas no vacunadas. Los médicos procuraron declarar luego su enfermedad como una forma benigna, y diferente, una especie de urticaria[6], para salvar su honor como médicos.

Ahora meditad bien, después de haber recibido mis explicaciones, y en base a vuestras experiencias ¿para qué sirve este mal tratamiento efectuado en los niños? Os aseguro, por otro lado, que la inoculación produce una debilidad general en la humanidad, con apatía[7], letargia[8], cansancio y efectos dañinos en los órganos vitales más activos del hombre, afectando también a los órganos sexuales femeninos. Para comprobarlo, en caso que os parezca increíble, basta comprobar la historia de la humanidad, anterior y posterior a las generaciones que recibieron las vacunas, y veréis la gran diferencia con respecto a la salud general y también con respecto a la longevidad.

Os digo, si horadáis una piedra, vertiendo una gota de algún ácido venenoso en el agujero y luego inspeccionáis esta misma piedra al cabo de veinte años, os podéis convencer fácilmente del daño producido en la piedra, por una sola gota de veneno, siendo la piedra de una naturaleza para resistir milenios.

Si ahora inoculáis el veneno de la putrefacción en el organismo delicado de un hombre, cuanto más efecto debe producir. No os será difícil encontrar la contestación adecuada a este problema.

Recetas para una vida sana y sin vacunas

Ahora me preguntáis, y con toda razón, si no os podría indicar algún otro remedio contra el mal o para mitigar los efectos de la enfermedad, siendo Yo el único creador de toda la naturaleza y por lo tanto el conocedor de todos los remedios. Y os digo, sí que os voy a explicar el remedio natural. Pero al mismo tiempo tengo que avisaros, que los remedios naturales siempre tienen que ir unidos a los espirituales; no existe una medicina universal, ni para el espíritu ni para el cuerpo.

Considerad un poco el camino descrito por Mí, para conseguir la vida eterna. Siempre es el camino de la auto‑negación y de la fiel sucesión de Mi no hay más que un camino, y esto por una razón muy buena, porque Yo soy uno, Yo soy el (único) camino, Yo soy la puerta para la vida eterna. Así es, y no os queda otra elección que así creerlo.

¿Alguien de vosotros quiere afirmar, que fuera de Mí hubiera otros caminos, para llegar hacia Mí, que soy el origen de todo, la fuente primaria de la vida? Por lo tanto, ¿no es más importante la vida del espíritu que la vida del cuerpo? ¿Y la vida del cuerpo no es la consecuencia de la existencia de la vida del espíritu?

Sabiendo ya, que para el espíritu enfermo sólo existe un remedio para restablecerle, ¿por qué habría que buscar diferentes remedios para el cuerpo enfermo? ¿No es el cuerpo nada más que una herramienta temporal para el espíritu? ¿No es el espíritu que todo lo mueve, todo lo siente, todo lo sufre? Si el cuerpo se debilita y contrae alguna enfermedad, es el espíritu que está más afectado, porque es el principio de la vida.

Considerad el tiempo, cuando Yo estaba viviendo en la tierra entre los hombres. ¿Tuve que consultar algún médico? ¿Tuve que acudir a alguna farmacia para proveerme de medicinas para curar a los enfermos, en Mis curaciones espirituales y corporales? ¿Y Mis discípulos? Todos que creyeron y confiaron en Mí curaban enfermos, pero sin médicos, ni medicinas. Y ahora os pregunto: ¿me he debilitado o alterado? ¿Ha cambiado el valor de Mi palabra? ¿No es la misma palabra llena de poder y fuerza, pudiendo sanar el espíritu y el cuerpo?

O, os lo digo: en verdad es así ¡Yo soy el mismo siempre! Hay la diferencia, que en aquellos tiempos Yo curaba a los hombres que se me acercaban con una fe viva, implorando Mi misericordia, y después de haberles escuchado Yo accedí a sanarles. Pero ahora ya no debo exigir ni el amor confiado, ni la perseverancia en la fe, ahora me exigís la ayuda instantánea, pidiendo la salud para los que desconocen la fe, simplemente para que nadie se pierda. Mirad, pues, quien me pide algo con un poco de confianza, puede estar seguro de Mi ayuda en su miseria. A veces hasta mando ayuda a los que se burlan de Mi o a los que me desprecian.

Este remedio, que os he explicado ahora, es el mejor de los mejores. El que acude con la fe firme y lleno de confianza, desde luego éste recibirá Mi ayuda, sino que tome todos los venenos del mundo, que se haga inocular todas las enfermedades, que asimile todas las medicinas de todas las farmacias del mundo, que devore como un buey todas las hierbas medicinales y todo esto junto no tendrá más efecto que una gota de mejorana[9] pueda producir en una calavera.

Yo os digo, podéis tratar de asar y cocer a un muerto en todas las esencias de la vida, y no vais a conseguir a dar vida ni a una fibra de su cuerpo con vuestro «tratamiento sanador» . Pero escuchad esto: Mi palabra tiene el poder de abrir las tumbas y dar nueva vida a los muertos ya putrefactos. Si ahora conocéis el medicamento universal, este medicamento que actúa siempre, y en todos los lugares del modo más maravilloso, lo podéis emplear para curar y hasta para despertar los muertos a la vida. ¿Entonces qué os induce a buscar más remedios, a untaros con una variedad de porquería diabólica, esperando ayuda?

Os lo digo, comparad vuestra longevidad con la de vuestros antepasados, y os daréis cuenta a dónde os ha llevado el refinamiento en vuestra medicina. Investigad en aquellas partes del mundo, donde la humanidad desconoce la medicina oficial, y veréis que en aquellas regiones la gente sufre poco de enfermedades, sobre todo si su vida es natural, simple y pura. Los que viven según la naturaleza en acuerdo con alma y espíritu no necesitan de vuestros médicos modernos.

Por esto os aconsejo: ¡Vivid de la manera más simple! ¡ No carguéis vuestros estómagos con alimentos diversos e innecesarios de todo lo conocido que ofrece la naturaleza, comed únicamente lo que es bien asimilado por vuestros intestinos! Una alimentación sencilla, primordialmente del reino de las plantas, y de entre las plantas de aquellas que ya desde tiempos remotos habían servido para el alimento diario del hombre, como el pan como mejor nutriente —¡esto será vuestro tipo de comida! Y, por supuesto, todo a su medida y según su clase.

Viviendo así, podéis estar seguros que vuestro cuerpo no ha de sufrir enfermedades, y que llegaréis a una edad muy avanzada, sin alterar el equilibrio de vuestro cuerpo con vacunas u otras locuras de los médicos. Cuando yo llamo una persona de edad avanzada a Mi reino, la separación de esta tierra será muy fácil, igual como si alguien se duerme dulcemente, después de un día de trabajos agotadores.

Pero si no seguís estos consejos, y por el contrario, recurrís a vacunas y toda clase de medicamentos, las consecuencias serán obvias, por lo que respecta a vuestra vida natural: envejecimiento prematuro, carencias de toda clase a edad muy temprana, como defectos de la vista, dentadura mala, digestión dificultosa. Muy pronto perderéis vuestra lozanía juvenil, y a los cuarenta años ya sufriréis todo tipo de achaques, como antes ni los sufrieron los hombres con cien años de edad. La culpa de la pérdida de vuestras facultades a edad tan temprana la tenéis vosotros mismos en vuestra ceguera. Lo que ocurre es parecido a una excursión nocturna, cuando las cosas os parecen espantosas, porque no las podéis ver bien. Un tronco de un árbol os puede dar miedo por su forma. En cambio, de día seria cosa risible. Pero vosotros no queréis ver claramente. Si queréis seguir Mis consejos, llegará el día que reconoceréis lo vano de todo el tesoro mundano.

Si os digo que Yo puedo ayudar siempre y en todo lugar a todos los hombres, que siguen fielmente Mis consejos, debéis creerlo. Fuera de Mí no hay ayuda posible, ni para el cuerpo, y sobre todo en sentido espiritual. ¡Yo os ayudaré, si tenéis verdadera fe! Vuestros antepasados, cuando se habían debilitado por algún pecado, se arrepintieron, ayunaron, y volvieron al orden. Mediante el ayuno los órganos corporales volvieron a funcionar bien, y por medio del arrepentimiento y la reparación en la fe, restablecieron su espíritu, así que pronto recuperaron un cuerpo sano y fuerte y un espíritu vital.

Vosotros preguntáis: ¿Cómo? ¿De qué manera lo lograron? —Yo os digo: es fácil la contestación. El estómago es el productor natural de los jugos necesarios para la alimentación de vuestros cuerpos. Si entran sustancias extrañas en el organismo, se originan alteraciones en los conductos, acumulaciones y estrecheces[10]. Si se sigue ingiriendo comidas y bebidas, el estómago no puede eliminar todas estas sustancias, y por asimilación algunas aún se potencian obstruyendo aún más los conductos.

Ahora, se recurre a los medicamentos, pero éstos no pueden aliviar los daños. En cambio, si la persona deja de comer, con el ayuno y una fe firme en Mi palabra, puede sentirse pronto revitalizada en, su espíritu y también su cuerpo funcionará perfectamente a poco rato.

Y os vuelvo a repetir. El hombre enfermo, si sigue Mi consejo, puede curar rápidamente de sus dolencias, debiendo observar ayuno o una dieta muy ligera. Si tiene fe y confianza, Yo hago brotar vida hasta de la putrefacción. Pero si falta esta penitencia corporal y espiritual, el sufrimiento no puede aliviarse o curarse en base a medicamentos o vacunas. Que se desengañe el enfermo, si alguna medicina le procura alivio. Es como si la enfermedad se durmiera, pero sigue allí. Y al cabo de algún tiempo volverá a surgir, a veces potenciada. Así pueden agravarse los estados del paciente y llevar la muerte al cuerpo y en algunas ocasiones hasta al espíritu.

Todo lo que os he dicho, corresponde a la verdad.

Os digo, pues, seguid firmes en la fe. Enseñad también a vuestros hijos en la fe y en la confianza. Y pronto veréis que Mi vacuna es inmejorable. Amén. ¡Esto lo digo Yo, el gran médico universal! Amén. Amén. Amén.


Notas

[1] vacuna: (de vacuno) 1 Virus extraído de las pústulas originadas en la teta de las vacas por la vaccinia, y cuya inoculación preserva supuestamente al hombre de las viruelas. 2 por extensión. Sustancia que inoculada a un individuo  pretende inmunizarle contra una enfermedad determinada.

[2] viruela: (b. l. *variola ç l. varu, pústula) 1 Enfermedad  contagiosa, febril, caracterizada por una erupción de pústulas con costras que, al caer, acostumbran dejar un hoyo en la piel. 2 Pústula producida por esta enfermedad: viruelas confluentes, las que aparecen juntas en gran cantidad; viruelas locas (también payuelas), las que no tienen malignidad y son pocas y ralas. 4 Viruela loca, varicela.

Varicela: (l. mod. varicella, varice pequeña; como dim. del b. l. variola, viruela) 1 Sustantivo femenino. Enfermedad contagiosa caracterizada por una erupción parecida a la de la viruela benigna.

[3] adagio: proverbio, refrán. Sentencia breve, generalmente moral.

[4] pus: Humor espeso, blanco amarillento, que secretan accidentalmente los tejidos inflamados y fluye con más o menos abundancia de los diviesos, llagas, etc.

[5] pústula: Vejiguilla de la piel, llena de pus. Sinónimos: Buba, bubas

[6] urticaria: (l. urtica, ortiga) Enfermedad inflamatoria de la piel caracterizada por un escozor parecido al que producen las ortigas.

[7] apatía (l. -thia; gr. apatheia) 1 Impasibilidad del ánimo. 2 Dejadez, falta de vigor o energía.

[8] letargo: (gr. lethe, olvido + argós, inactivo) 1 Estado patológico de somnolencia profunda y prolongada de la cual es difícil despertar.  3 figurado. Modorra, enajenamiento del ánimo.

[9] mejorana (der. del l. med. maezurana, de orig. incierto) 1 Arbusto labiado, de hojas aovadas y vellosas, y flores olorosas y en espiga; se usa como antiespasmódico (Origanum maiorana). 2 Mejorana silvestre, planta labiada, de flores olorosas, en grupos axilares (Thymus mastichina).

[10] estrechez 1 Calidad de estrecho (poca anchura): MEDICINA. Disminución anormal del calibre de un conducto natural o de una abertura.